El niño de apellido Epifanio Lorca nació el 28 de abril de 2022 en General Roca, Río Negro

Elegir el nombre de un hijo nunca es una tarea sencilla. Se mezclan tradiciones familiares, gustos personales, significados culturales y, cada vez con más frecuencia, la necesidad de encontrar algo original que diferencie al recién nacido. En Argentina, donde conviven raíces europeas, indígenas y de inmigración reciente, el abanico de posibilidades es enorme.

Dentro de ese universo de alternativas, algunos padres buscan nombres exóticos, de raíces extranjeras o con significados especiales. Otros, en cambio, prefieren rescatar apodos o términos cariñosos para convertirlos en nombres oficiales.

Eso fue lo que ocurrió con “Toto”, un nombre masculino de apenas cuatro letras que había quedado registrado por única vez en 1937 y que volvió a aparecer 85 años después.

Datos del Registro Nacional de las Personas (Renaper) aseguran que la popularidad del nombre

El Registro Nacional de las Personas (RENAPER) lleva un minucioso control de todos los nombres inscriptos en el país desde principios del siglo XX. Entre sus bases de datos hay un apartado llamativo: los nombres únicos, aquellos que sólo fueron elegidos una sola vez en toda la historia de los registros civiles argentinos.

Según esa base, que recopiló información entre 1925 y 2015, 29.088 argentinos fueron anotados con nombres exclusivos, resultado de la creatividad de los padres, la diversidad cultural o incluso errores ortográficos que se perpetuaron para siempre.

Dentro de ese listado figuraba “Toto”, que reapareció en 2022. Ese año, en General Roca, Río Negro, nació Toto Epifanio Lorca.

Datos del Registro Nacional de las Personas (Renaper) sostienen que entre 1922 y 2015 solo hubo una persona registrada con el nombre

Sus papás Luciana Lorca y Ezequiel Epifanio fueron los encargados de rescatar ese nombre del olvido. La historia comenzó con un pacto: si el bebé era niña, el nombre lo elegiría Luciana; si era varón, lo decidiría Ezequiel.

Él tenía elegido “Homero”, pero a Luciana no le convencía. Entre discusiones, búsquedas en diccionarios y propuestas rechazadas, un día ella, resignada, dijo: “Bueno, que se llame Homero… pero yo le voy a decir ‘Toto’”. Y para sorpresa suya, a Ezequiel le encantó la idea. Así, lo que iba a ser un simple apodo terminó convirtiéndose en el nombre definitivo.

Cuando fueron al Registro Civil, la empleada no salía de su asombro. Les preguntó varias veces si estaban seguros de querer inscribirlo solo como “Toto” y hasta les sugirió ponerle un segundo nombre, “por si al chico no le gustaba cuando creciera”. Pero Luciana y Ezequiel se miraron y respondieron convencidos: “No, es Toto”. Y así quedó registrado, con los apellidos de ambos.

Toto se iba a llamar Homero, por decisión de su padre, el encargado en la pareja de establecer el nombre de su hijo

Las familias reaccionaron con sorpresa y cierta resistencia. La mamá de Luciana no lo podía creer, le parecía un nombre rarísimo. Los amigos, en cambio, no se sorprendieron tanto. “Son artistas, siempre buscan lo inusual”, justificaron.

Ezequiel y Luciana se dedican al arte y la docencia —él como guionista y profesor de guion, y ella como diseñadora y directora cultural en el Instituto Universitario Patagónico de las Artes—, y en su entorno no es extraño que se animen a romper moldes.

Lo que no sabían al momento de elegirlo era que el nombre “Toto” tenía solo un registro único y que su hijo se había convertido en el segundo de la historia.

Toto junto a su mamá, Luciana Lorca

Según pudo averiguar Infobae, el primer “Toto” inscripto en el Registro Nacional de las Personas (Renaper) está fallecido. Se llamaba Toto González, había nacido en Misiones y hoy tendría 88 años. De esta manera, Toto Epifanio Lorca se convirtió en el único varón con vida que posee ese nombre en el país.

Actualmente, Toto tiene 3 años y medio. Es inquieto, simpático y travieso. “Se la pasa haciendo bromas con mucha gracia”, dicen sus padres entre risas. Le gusta hacerse el chistoso y busca provocar carcajadas en los demás. Va todo el día al jardín y pasa sus días alternando entre la casa de mamá y la de papá, ya que están separados.

Además, ya muestra su personalidad fuerte: es hincha de Boca, del club Deportivo Roca y, para sorpresa de muchos, grita con orgullo “¡Viva Perón!”. Sus padres cuentan que, incluso, canta la marcha peronista en el jardín o en lugares insólitos, como en la sala de embarque en un aeropuerto.

Toto no tiene segundo nombre pero lleva doble apellido: Epifanio Lorca

Esto se debe a que sus padres comparten una lista de reproducción con la música que les gusta a él, y allí, entre las canciones, también está la marcha peronista.

El significado del nombre

El nombre “Toto” tiene múltiples orígenes y significados, lo que lo hace aún más singular. En Italia, suele ser un diminutivo afectuoso de nombres como Antonio o Salvatore. Mientras que en algunas culturas africanas y polinesias, significa “niño” o “pequeño”.

En distintos contextos, se lo asocia con fuerza, protección y liderazgo, cualidades que remiten a la influencia y la relevancia.

Por eso, aunque breve y simpático, no es un nombre menor: en varias tradiciones carga con un peso simbólico fuerte, ligado a la idea de ser alguien importante.

El sitio https://nombres.datos.gob.ar/ te permite descubrir cuántas personas se llamaron como vos en Argentina, en los últimos 100 años

El marco legal: cómo se regula la elección de nombres en Argentina

La elección de un nombre no es completamente libre. En Argentina, la Ley de Nombre de las Personas y el Código Civil y Comercial establecen ciertas restricciones:

  • Cada persona puede tener hasta tres prenombres.
  • No se permiten nombres extravagantes, ridículos o que puedan inducir a confusión.
  • Está prohibido que dos hermanos vivos tengan el mismo nombre.
  • Los apellidos deben respetar reglas específicas y, en caso de desacuerdo entre los padres, se define por sorteo en el Registro Civil.

Toto tiene 3 años y medio y es fanático de Boca y Deportivo Roca

En este marco, registrar “Toto” fue perfectamente válido: no se trata de un nombre ofensivo ni extravagante, y cumple con las exigencias legales.