La maestra jardinera sobre quien pesa una orden de captura internacional por estafas trabajó solo cuatro días en la escuela del barrio porteño de Boedo, donde conoció a sus compañeras de trabajo y futuras víctimas. Ella había sido contratada únicamente para cubrir una suplencia. No obstante, ese corto lapso de tiempo le resultó suficiente para robar los datos de las tarjetas de crédito de sus compañeras y hacer los gastos millonarios por los que ahora la busca la Justicia.
La acusada tiene 34 años y desde agosto de 2024 está en Europa. Las autoridades desconocen el lugar exacto, aunque sí saben es que su primer destino fue España: allí voló semanas después de su paso por el jardín porteño, donde consiguió el dinero que necesitaba para comprar el pasaje.
De acuerdo a la reconstrucción que hizo el fiscal Miguel Ángel Kessler, a cargo de la Fiscalía PCyF N° 5 especializada en Ciberfraudes, que llevó a cabo la investigación, la docente aprovechó los momentos de distracción de sus compañeras de nivel inicial para sacarle foto a sus tarjetas de crédito y débito y luego utilizarlas en diferentes comercios.
En total fueron cuatro víctimas, según supo Infobae. Las denuncias las hicieron luego de detectar consumos inusuales y reiterados en sus cuentas bancarias y compartir la situación entre ellas. Fue ahí cuando advirtieron que los movimientos no reconocidos presentaban coincidencias en los locales y montos de las operaciones, lo que permitió delinear un patrón y pensar en su principal sospecha.
Cuando las autoridades intervinieron, realizaron un relevamiento en el que identificaron 105 compras realizadas por la acusada con las diferentes tarjetas, las cuales sumaron un perjuicio económico de más de 3 millones de pesos. La cifra exacta constatada en operaciones desconocidas por las damnificadas fue $3.688.287,67.
Este medio conoció el detalle de los gastos ejecutados por la maestra. La mayoría de ellos fueron en comercios de cercanía, como locales a la calle ubicados en el barrio porteño de Boedo (donde estaba la escuela) o zonas aledañas.
Lo llamativo es que eran de rubros variados. Entre estos, se registraron varios gastos en compras de supermercados y carnicerías, como así también en ópticas.
Los más destacados fueron consumos realizados en plataformas de juego online y, el más caro, su pasaje de Buenos Aires a España, a donde voló en agosto del año pasado y aún no regresó.
Este dato fue corroborado en el marco de las tareas, donde el fiscal le solicitó a la Dirección Nacional de Migraciones un reporte de viajes de la maestra sospechosa. Como resultado, arrojó que, tras los presuntos robos, la acusada se había ido a Europa y todavía no había registro de vuelta al país. Fue por este motivo que se formalizó el pedido de captura internacional.
Su padre está imputado
Durante la investigación, los peritos analizaron cada una de las denuncias comparando datos bancarios, ubicaciones y fechas, y solicitaron información a las entidades financieras involucradas. Un mapeo posterior de los comercios afectados permitió constatar la cercanía y frecuencia de los puntos de compra, lo que reforzó la sospecha inicial de que se trataba de la principal señalada.
El seguimiento del dinero llevó a la fiscalía a profundizar la investigación sobre plataformas de juego en línea, donde hallaron cuentas bancarias asociadas a los padres de la docente denunciada por sus colegas. Parte de los fondos, según se comprobó, se cargaron en estas plataformas y luego fueron movidos y retirados a cuentas bajo control familiar.
Fue así cómo el padre de la sospechosa fue imputado formalmente por el delito de defraudación mediante uso de tarjeta magnética. Al admitir su participación en 22 hechos de la causa, firmó un acuerdo que permitió restituir más de $1.200.000 a las maestras afectadas, incluyendo intereses.
La causa continúa bajo la supervisión de la Fiscalía Especializada en Ciberfraudes, creada por Juan Bautista Mahiques, que investiga si la acusada pudo haber cometido hechos similares en otras instituciones.