Parte de los elementos incautados

Tras cinco meses de investigaciones, la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) de la provincia de Córdoba desarticuló una banda dedicada a entregar drogas y otros elementos prohibidos al complejo penitenciario de Bouwer con la ayuda de drones. Hay 10 detenidos.

Según comunicó el Ministerio Público Fiscal provincial, se realizaron 14 allanamientos simultáneos en distintos sectores de la ciudad de Córdoba que permitieron la caída de la organización.

El procedimiento, que se realizó en viviendas de los barrios General Mosconi,Liceo Segunda Sección,Ampliación Pueyrredón,San Jorge y Nuestro Hogar III, permitió la detención de cuatro hombres,cinco mujeres, y una menor de edad.

Secuestraron armas y municiones

La investigación se inició a partir de informaciones suministradas por la Jefatura del Establecimiento Penitenciario de Córdoba. Fue así que pudieron establecer que la organización preparaba los paquetes con estupefacientes (cocaína y marihuana), teléfonos celulares y cables USB, objetos altamente cotizados dentro del ámbito penitenciario, y utilizaba los drones para lanzarlos hacia el interior del penal.

Durante los operativos, intervinieron efectivos del Equipo de Acción Táctica, quienes secuestraron 6.594 dosis de marihuana, 1.855 de cocaína, seis armas de fuego (con 215 municiones), $32.493.600, 1.300 dólares, cinco automóviles, cuatro motocicletas, una moto de agua, seis drones y material destinado al fraccionamiento y comercialización de estupefacientes. El valor total de los elementos incautados asciende a $243.367.680.

Además, cuatro de los investigados fueron capturados en un peaje sobre la Ruta Nacional 36 mientras intentaban concretar una entrega dentro del penal de Bouwer. En ese momento, se les incautó uno de los drones y varios paquetes de drogas ya armados.

La droga lista para ser entregada

De acuerdo con la comunicación del MPF, la Fiscalía de Lucha contra el Narcotráfico del Tercer Turno a cargo de Carlos Cornejo emitió, además, 123 órdenes de allanamiento en el complejo penitenciario de Bouwer, que fueron llevadas adelante por efectivos del Servicio Penitenciario de Córdoba en cinco pabellones, en busca de detectar posibles vínculos internos con la organización desarticulada.

Por disposición del fiscal Cornejo y de la Secretaría de Investigación y Juicio para causas vinculadas a Organizaciones Criminales, a cargo de Federico Kosciuk, los detenidos y todos los elementos secuestrados fueron trasladados a sede judicial en el marco de la Ley Nacional de Estupefacientes.

Uno de los allanamientos

Antecedente

En junio, durante un patrullaje preventivo en las inmediaciones de la cárcel de Bouwer, personal del Sistema Penitenciario detectó un dron colgado de un tendido eléctrico.

La escena llamó la atención: el dispositivo había quedado suspendido en los cables, visiblemente trabado, con dos teléfonos celulares atascados entre su estructura.

El hecho ocurrió este lunes y forma parte de una modalidad que, si bien no es nueva, sigue preocupando a los responsables de seguridad en los establecimientos carcelarios.

Según pudo reconstruir Infobae, el dron, marca Mavic Pro, fue detectado fuera del perímetro del penal, por lo que luego de realizar el hallazgo, el personal penitenciario dio aviso a la Policía de Córdoba, que tiene competencia sobre el lugar.

Al llegar a la zona, los policías descolgaron el dispositivo del tendido eléctrico y encontraron un paquete negro envuelto con cinta aislante, el cual pendía de un hilo blanco que estaba sujeto a una de las alas. Dentro de ese envoltorio, se encontraban dos celulares marca Samsung, que fueron incautados para la investigación.

LA FPA estuvo a cargo de los allanamientos

Esta maniobra, de acuerdo con fuentes penitenciarias, evidencia una modalidad que no es tan recurrente. En otras cárceles de la provincia, como San Francisco, Río Cuarto, Villa María, Cruz del Eje y Los Arroyos, se han registrado episodios similares, pero con otras modalidades, ya que el terreno es diferente y no están rodeadas de campo, como la de Bower.

En esos casos, personas se acercan en moto a los muros perimetrales y lanzan paquetes por encima, que pueden contener desde celulares hasta drogas. Esta tendencia obliga a los guardias a estar en constante alerta.

Pero en Bouwer no pueden llegar de la misma manera y el ingenio se puso a tono con la innovación. Actualmente, el penal no cuenta con sistemas de inhibición ni mecanismos para derribar drones. Desde la institución indicaron que ya se ha iniciado un proceso de licitación para incorporar tecnología que permita detectar e impedir este tipo de vuelos no autorizados.

Mientras tanto, las estrategias de contención siguen siendo manuales y dependen de la vigilancia y los patrullajes, dado que esta cárcel está rodeada de campos.

La dificultad para neutralizar estos dispositivos responde también a los tiempos administrativos que implica la compra de tecnología de seguridad. Aunque se trata de una necesidad reconocida por las autoridades penitenciarias, los procesos formales para adquirir e implementar nuevas herramientas suelen extenderse.

En ese contexto, las organizaciones que intentan vulnerar la seguridad carcelaria continúan perfeccionando sus métodos. El uso de drones para introducir celulares no es exclusivo del complejo de Bouwer.

Estas prácticas, que combinan el uso de tecnología y logística externa, representan un desafío constante para las fuerzas de seguridad penitenciaria.

En muchos casos, la finalidad es garantizar a los internos el acceso a medios de comunicación o a elementos prohibidos, que pueden facilitar la coordinación de actividades ilegales desde el interior de las cárceles.