Un tribunal de Neuquén condenó a un hombre que en 2024 confesó haber incendiado la vivienda en la que se encontraba durmiendo su hijo, que falleció debido al siniestro. Federico Costich fue sentenciado a once años de prisión, una pena muy alejada de lo que había pedido la Fiscalía, por el delito de “estrago doloso, seguido de muerte” por la muerte de su hijo.

Además, la Justicia lo consideró responsable de “lesiones leves doblemente agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género”, en concurso real, con “privación ilegítima de la libertad agravada” en perjuicio de su hija. De acuerdo con el relato de la Fiscalía, el acusado golpeó a su hija, la mantuvo encerrada y le provocó quemaduras en el rostro tras rociarla con insecticida y prenderla fuego.

A los pocos días prendió fuego la casa en la que vivían, en el barrio Cumelén, un episodio le costó la vida a Nazareno Jara, de 19 años. Los equipos de Bomberos y policías hallaron el cuerpo calcinado del joven en el sector del lavadero. La autopsia y las pericias determinaron que el fuego fue iniciado de forma intencional.

De acuerdo con la investigación del MPF, Costich, su hijo y una mujer que estaba en la casa habían consumido cocaína y pasta base durante tres días previos al incidente fatal. La mujer declaró ante la Fiscalía que entre los dos hombres hubo una discusión violenta, que no terminó en una agresión mayor, solo porque ella intervino a tiempo. La víctima se retiró a descansar mientras el acusado salió a comprar bebidas alcohólicas.

Cuando regresó, el hombre sufrió un brote psicótico. Alucinó con la presencia de sicarios que querían matarlo y, bajo esa paranoia, prendió fuego trapos y los arrojó a distintos puntos de la casa. También colocó un buzo bañado en aceite sobre las hornallas encendidas.

La sentencia fue confirmada hoy por el Tribunal (Foto: mpfneuquen)

Los intentos de la mujer para contenerlo resultaron en vano. Finalmente, los dos escaparon de la vivienda cuando el fuego comenzó a propagarse sin control. Costich se dirigió a la plaza que está frente a la casa y observó la escena desde allí, sin realizar intentos por rescatar a su hijo o pedir auxilio inmediato. Los bomberos lograron sofocar el fuego, pero hallaron a Nazareno sin vida.

En los días posteriores, el padre estuvo prófugo hasta que, acompañado por dos abogados, se entregó en la comisaría local y confesó haber sido autor del incendio. Durante un juicio de cesura -el proceso judicial penal que se divide en dos, la primera para determinar la culpabilidad del acusado y la segunda para fijar la pena-, la fiscal Lucrecia Sola solicitó una condena de veinte años de prisión en virtud de la gravedad de los hechos y los antecedentes de violencia previa, posición acompañada por la querella.

Remarcó que “los hechos ocurrieron en un contexto de violencia de género y maltrato hacia los hijos del acusado, y que la calificación legal acordada debe ser acompañada por una pena que refleje la magnitud del caso”, mencionó elk MPF.

El trámite judicial tuvo diversas idas y vueltas procesales. Un tribunal anterior había declarado nulo el acuerdo original sobre la pena, lo que llevó la definición a instancias superiores. Finalmente, los jueces Juan Manuel Kees, Lucas Yancarelli y Juan Guaita consideraron el viernes de la semana pasada la prueba suficiente para dictar una condena de 11 años de cárcel, y señalaron que la sentencia completa sería remitida a las partes, este lunes.

Finalmente, el tribunal resolvió de manera unánime desestimar el planteo de inconstitucionalidad presentado por la defensa. Los jueces fundamentaron su decisión en el historial de violencia que sufrieron ambos hijos a lo largo de su vida, lo cual justificó rechazar la solicitud.