Los dos alumnos del Colegio Guadalupe, situado en el barrio porteño de Palermo, permanecen internados tras la explosión ocurrida durante una feria de ciencias en la institución situada en la calle Paraguay 3900. El episodio, registrado el miércoles 15 de octubre, se produjo en el marco de una demostración experimental donde se utilizaba alcohol y fuego, circunstancia que desencadenó la explosión de una mesa y resultó en varios heridos entre los presentes.

Según NA, uno de los estudiantes, cuyo estado de salud fue calificado como reservado, sigue alojado en el Hospital Gutiérrez, bajo tratamiento y recibiendo las curaciones pertinentes para sus lesiones.

A pesar de que el pronóstico no ha variado, se indicó que evoluciona favorablemente; especialistas señalaron que “tiene las vías aéreas superiores involucradas” y permanece con “asistencia respiratoria”.

La Justicia investiga la responsabilidad de los adultos en el accidente durante la feria de ciencias del Colegio Guadalupe (Adrián Escandar)

El otro alumno, también afectado por el accidente, se encuentra en el Hospital de Quemados, donde recibe atención para su recuperación.

La situación fue de tal magnitud que la Justicia investiga cómo fueron los hechos. De acuerdo con la reconstrucción preliminar realizada por la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N°5, bajo la órbita del fiscal Miguel Ángel Kessler, el incidente se originó a raíz de la manipulación de alcohol etílico y fuego durante el popular experimento conocido como “volcán artificial”.

Un estudiante de 16 años intervino en el proceso y arrojó alcohol sobre un mechero apagándose, lo que provocó de inmediato una deflagración. Este joven sufrió quemaduras severas en todo el cuerpo.

Las llamas alcanzaron a otros tres estudiantes presentes junto al experimento: dos menores de 13 años y una alumna mayor de 18. Dos de ellos requirieron internación hospitalaria, además del principal afectado. Al menos uno ya recibió el alta médica tras permanecer en la terapia intermedia del hospital del quemado, con el 20% de su superficie corporal afectada, incluidos el tronco, el rostro y la espalda.

El incidente se produjo durante la demostración del experimento 'volcán artificial', que involucró alcohol etílico y fuego (Adrián Escandar)

En respuesta al incidente, la comisaría 14B recibió un mandato del fiscal para avanzar en una serie de diligencias destinadas a clarificar responsabilidades. Entre las medidas adoptadas, la fiscalía dispuso la toma de testimonios a todos los adultos que presenciaron la actividad, incluidos padres, madres y responsables.

La instrucción busca esclarecer cuántos docentes se encontraban a cargo y en qué lugar se ubicaban en el momento exacto de la explosión.

También se solicitó un informe sobre “el tipo y los riesgos” de los experimentos desarrollados, con el objetivo de determinar si existían más actividades de similar peligrosidad en el programa de la feria. Los investigadores apuntan a dilucidar la posible responsabilidad de los mayores por permitir el uso de materiales inflamables a menores de edad.

La investigación busca determinar cuántos docentes supervisaban la actividad y los riesgos de los experimentos realizados (Adrián Escandar)

En el marco judicial, la fiscalía evalúa imputar “lesiones culposas por omisión del deber de cuidado” si se llegara a comprobar negligencia o una supervisión insuficiente por parte de los adultos presentes. La investigación cobra especial relevancia en entornos escolares donde el equilibrio entre aprendizaje experimental y resguardo físico suele estar en debate.

El relato de los testigos arroja luz sobre la dinámica de los momentos de tensión. Federico, un estudiante de tercer año, ofreció su testimonio a la prensa en la puerta del colegio: “La mesa explotó y el chico se prendió fuego de pies a cabeza. Estamos todos muy conmocionados, estaba al lado mío y fue tremendo”, expuso el alumno.

Apenas se produjo la explosión, algunos profesores intervinieron con rapidez. “Un profesor se fue corriendo a buscar un guardapolvo porque el alcohol no se apaga con agua. Le tiraron guardapolvos encima y otro profesor se le tiró encima para apagarlo, un capo”, reconstruyó el alumno.

No todas las respuestas de los adultos lograron calmar el escenario. Federico cuestionó el accionar de su propio profesor: “Nuestro profesor se escondió, es un pelotudo”. Además, alertó sobre la falta de extintores en el aula y expresó a la prensa: “No había ninguna precaución”.