La amistad infantil entre Emma Demichelis e Isabella Icardi se ha transformado en uno de los vínculos más sólidos y entrañables del edificio Chateau Libertador en Buenos Aires. Las hijas menores de Evangelina Anderson y Wanda Nara comparten residencia en el mismo complejo y, con el paso de los días, han consolidado una relación que se fortalece con cada encuentro. La tarde del lunes, ambas protagonizaron una jornada de juegos y risas, registrada en imágenes y videos que reflejan la alegría y la naturalidad con la que disfrutan su tiempo juntas.
La escena principal de la tarde del lunes se desarrolló en el departamento de Evangelina Anderson, donde Emma, conocida como Abrojito, e Isabella se entregaron a una sesión de manicura improvisada. Emma se encargó de colocar uñas postizas a su amiga, quien se recostó en un sillón y se dejó mimar. El ambiente se llenó de risas cuando Evangelina, cámara en mano, preguntó con tono divertido: “¿Pueden agarrar cosas con esas uñas?”. Las niñas, seguras de sí mismas, respondieron al unísono: “Claro que podemos, mirá”, y enseguida tomaron un vaso y otros objetos para demostrar su destreza. Emma, fiel a su apodo, aprovechó las uñas postizas para rascarse y exclamó entre carcajadas: “Me pica todo”, mientras Isabella la observaba con una sonrisa, disfrutando del momento compartido.
Además de esta actividad, en días previos las nenas se divirtieron haciendo rutina de skin care e incluso, nadando en la piscina climatizada del edificio. Así Evangelina había compartido imágenes de las niñas jugando juntas en el agua. En esas fotos, Emma e Isabella aparecen con una tabla para flotar, cada una en un extremo, riendo y desafiando el equilibrio para no caer al agua. Evangelina acompañó las imágenes con un mensaje breve y emotivo: “Las amo”, junto a un emoji de corazón formado con las manos. Aunque las fotos corresponden a jornadas anteriores, la modelo eligió publicarlas para subrayar la continuidad y la solidez de la relación entre las niñas, y para mostrar la armonía que reina en el entorno familiar.
La complicidad entre Emma e Isabella se ha consolidado a lo largo de un año, en el que las actividades compartidas se han vuelto parte de su rutina. En septiembre de 2024, Emma mostró en redes sociales detalles de un encuentro con Isabella, cuando la familia Demichelis recién había regresado de México tras la finalización del contrato del entrenador con Rayados de Monterrey. Por entonces, Evangelina y Martín aun no se habían separado, pero la mudanza y los cambios no impidieron que las niñas mantuvieran su vínculo. La adaptación a la vida en Buenos Aires resultó sencilla para los hijos de Evangelina, quienes encontraron en la amistad con los hijos de Wanda un apoyo fundamental.
La buena sintonía entre las niñas ha servido de puente para la reconciliación de sus madres. Evangelina Anderson y Wanda Nara, quienes en el pasado atravesaron momentos de tensión, han dejado atrás las diferencias y hoy colaboran en la crianza de sus hijos. La separación de Evangelina y Martín Demichelis marcó un nuevo capítulo en la vida de la modelo, quien encontró en Wanda una aliada inesperada. “Si se preguntan por qué estamos juntas es porque vamos a dormir en su casa”, explicaron Emma e Isabella frente al espejo del baño del SUM del edificio, dejando en claro la naturalidad con la que comparten sus días y noches.
El entorno familiar de ambas niñas ha experimentado cambios significativos en los últimos años. La mudanza de la familia Demichelis-Anderson desde México a Buenos Aires, la posterior separación de Evangelina y Martín, y la adaptación de los hijos a la nueva vida han sido desafíos que encontraron alivio en la red de apoyo que se formó entre las dos familias. Evangelina, en sus publicaciones, ha dejado ver la importancia de estos lazos al compartir imágenes frente al estadio de River Plate, acompañada de sus cinco perros. En una interacción con Wanda, quien le preguntó en tono de broma cuántos hijos tenía, Evangelina respondió: “Cinco peludos y tres chicos, que uno es medio tuyo también porque está todo el día con Valen”, en alusión a la cercanía entre los hijos de ambas.
La amistad entre Emma e Isabella, forjada en tardes de juegos, spa y confidencias, se ha convertido en un símbolo de la nueva etapa que viven sus familias. Las imágenes de las niñas abrazadas y sonrientes, tras una jornada de juegos y complicidad, anticipan un futuro en el que la unión y la alegría seguirán presentes en el Chateau Libertador.