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El Grupo E, hasta el momento, fue el más apasionante de todos. Un gigante se vuelve a casa; el otro se salvó de forma increíble.

Previo al sorteo, realizado el primero de abril, el ambiente de la pelota sabía que en el grupo que cayera el bolillero de Alemania sería «el de la muerte». Al no ser cabeza de serie, dos potencias indefectiblemente debían enfrentarse en la fase inicial, pero ni el más pesimista hubiera imaginado un desenlace tan infartante como el que finalmente tuvo. ¿Qué pasó? Japón y España clasificaron a los octavos de final; Alemania y Costa Rica se vuelven a sus territorios.

ESPAÑA SE SALVÓ DE MILAGRO

La Furia estuvo muy cerca de cometer un pecado mortal. En la antesala del juego le consultaron a Luis Enrique sobre la chance de «dejarse perder» para evitar a rivales más complejos en los papeles, dejando como respuesta que se puso sobre la mesa en la concentración.

El seleccionado europeo subestimó las estadísticas y proyectó un cierre mucho más tranquilo, pero terminó siendo dramático. Sin ir más lejos durante varios minutos estuvo «afuera de la competencia», pero el resultado en el otro estadio fue el que le permitió meterse entre los dieciséis mejores.

 

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