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“No voy más al pie” de la Vicepresidenta, disparó en un asado Alberto Fernández, al rechazar cualquier sugerencia de armar una mesa política para zanjar las diferencias.

Alberto Fernández volvió a rechazar cualquier sugerencia de armar una mesa política para zanjar las diferencias con Cristina Kirchner. “No voy más al pie” de la Vicepresidenta, disparó en un asado en Hurlingham en el que participaron intendentes del Conurbano y varios funcionarios.

El encuentro se produjo el martes 18 de octubre luego de un acto de inauguración de una planta depuradora de efluentes cloacales de Aysa en ese distrito del oeste del Gran Buenos Aires. El anfitrión fue el intendente “Juanchi” Zabaleta, que hace unas semanas abandonó Desarrolló Social para intentar “ordenar” el municipio que estaba en manos de La Cámpora por un frágil acuerdo político anudado en 2021. También se sumaron a la comida la titular de la empresa estatal, Malena Galmarini, alcaldes como Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Fernando Moreira (San Martín) y ministros como Gabriel Katopodis (Obras Públicas).

El almuerzo, según pudo saber este medio de manera exclusiva, transcurrió con normalidad hasta que Zabaleta le sugirió al Presidente que intente armar “una mesa política” que incluyera a todos los sectores del Frente de Todos y sirviera para que pudiera retomar el diálogo fluido con Cristina y Máximo Kirchner .”No voy más al pie”, aseguró el jefe de Estado, que casualmente desde el discurso que pronunció en el Coloquio de IDEA hace 15 días viene diferenciándose del kirchnerismo, por ejemplo, al defender la “transparencia” de su administración.

Esta semana, en tanto, volvió a bajar línea sobre su defensa de las PASO en medio de la embestida del camporismo y de un grupo de gobernadores peronistas que intentan suspender las primarias en 2023. En paralelo, ministros cercanos como Aníbal Fernández (Seguridad) volvieron a refrendar su derecho a la reelección horas después que el kirchnerismo tomara distancia de una nueva candidatura de A. Fernández.

Este miércoles, en tanto, si bien deslizó su deseo de competir por la Presidencia no descartó, tal como hizo Cristina en 2019, autoexcluirse de la competencia presidencial si los números no le dieran el año próximo.

Lo cierto es que un integrante del “albertismo residual” que participó del asado de la semana pasada reconoció que el tenue intento de emancipación del jefe de estado se “demoró ocho meses” y evaluó que “en los hechos le sirve más para tener una sobrevida en el poder” y no quedar relegado al síndrome del “pato rengo”. Sin embargo, en privado el jefe de estado insiste en sus ganas de competir por la presidencia en 2023.

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